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Me han caìdo...

Ser Padre...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Hijo'esu... No se ni como empezar... -Ser Papá, es un privilegio...- No eso no... -Ser Padre es una Gloria...- No, tampoco... Ser Padre es un pinche juego de sabores, de los que mas te gustan y también de los que te dan ñañaras. Tener dos hijas que juntas son un verdadero dolor de cabeza, no tiene madre, pero después de un día lleno de gritos, de lloriqueos, de levantar juguetes regados por toda la casa, en recámara, baño, cocina, sala-comedor, patio, traspatio, dos meses de renta por adela... Ejem, lo último no, es que ya parecía que rentaba una casa, pero bueno, hablo de un día cualquiera en el que una vocecita te pide dulces después de levantarse, y por otro lado escuchas un chillido, que por la experiencia ya sabes que es de hambre; porque cabe señalar que no todos los lloriqueos de nuestros hijos son iguales, es muy diferente un llorar de sueño a un llorar de hambre, o un lloriqueo de capricho no se escucha para nada igual al chillido de un accidente; es seguir con tu día viendo como poco a poco no puedes pisar el suelo donde caminas sin tropezarte con una muñeca desgreñada, u olvidate de andar sin cuidado de romper algúna sillita de la casita de juguete... Es pelear cada vez que llega la hora de comida con tu hija menor de 2 años, que se quita la ropa y posteriormente el pañal para despues con un grito bien pinche ameno pedirte que le des su plato de sopa, el cual sabes de antemano que la tercera parte ira al estomago de tu hija, otra tercera parte encima de la ropa y la ultima tercera parte en el estomago de tu perro... Es hacer corajes cuando oyes que se estan peleando por un juguete, o simplemente por algun artefacto cotidiano que ellas toman como juguete también, ya sea un zapato de mamá, una cuchara de la cocina, el papel sanitario que riegan por todo el baño o peor aún, los cigarros de papá, que casi nunca se salvan de tener bajas considerables... Ser papá, es querer ver tu programa favorito, pero interponiendose brincos en conjunto con gritos de dos niñas frente a la tv, y cuando por fín te dejaron de brincar enfrente, ¡Sorpresa!... Te vuelven a llamar a gritos o con vocecitas entre dulces y caprichosas para subirle a la tv de la sala ya que la hija menor le bajo todo el volúmen, volverte a recostar y a los cinco minutos ves en umbral de la puerta de tu recámara a tu hija menor llorando como loquita porque el perro la tiró corriendo, y en fín, es resignarte a no ver tu tv, y tratar de no dormirte viendo la repetición a las 2 de la mañana... Una de las cerezas de este pastel tan hermoso, es la visita del no tan querido "Awelo", y digo eso porque en otras familias, los awelos visitan cada fin de semana, e inclusive otras donde visitan cada 15 días o por mes... No señor, desgraciadamente la visita del awelo en esta casa es de 3 a 5 veces por semana, y con el debido chipleo de traer bolsas de dulces, chocolates, uno que otro juguete e inclusive la infámia de llevarse a la nieta mayor a comprar lo que quiera al Oxxo que te corresponde por cada 2 cuadras, (putos Oxxos, hay uno cada dos esquinas), y ver como lentamente los sillones de la sala, la cama, el patio e irremediablemente la panza de tus perros se lleno de envolturas de dulces, paletas a medio terminar, botellas de jugo que termina la mitad en el suelo, etc, etc... Una de las cosas que te hacen gritar por dentro: "Puta madre, tanto que lo cuidaba", es que llegas del trabajo y ves la casa como un campo de batalla, donde los caídos son parte de tus discos de música, restos de uno que otro dvd de una colección de serie B, pedazos de alguna revista que cuidaste por muchos años regados en toda la casa, vaya, es cuando le agarras el pedo a Homero cuando quiere "orcar" a Bart, neta que si dan ganas, pero ni modo, te conformas con un café, una cerveza o simplemente con recostarte en la cama por 10 minutos, pero ya sabes que seran 10 minutos o mucho menos, antes de que te des cuenta, se oye un golpe estruendoso en la casa, y acto seguido ves a tu hija mayor sangrando profusamente sobre el suelo y se te sube la cena de la noche anterior al cogote, recoges a tu hija y ves que se abrió la barbilla y necesita 3 puntos de sutura... Es interminable y con un jodido caleidoscopio de situaciones, que derrepente nos invita a salir corriendo, o temer por tu vida, pero siempre, al final de cada día, ya cuando el sol se fué de vacaciones y de la nada tu hija menor te da un abrazo y te dice con voz tierna y ojos sinceros: "Paa-pii", y la mayor te da un beso y se pone a jugar al señor que vende verduras terminando dormidita agarrandote de la mano cuando por fín puedes ver algún programa de tv... Eso bola de mugrosos, eso no se cambia por ningun otro momento de tranquilidad, de juerga o por ninguna otra cosa en el mundo, y es cuando te das cuenta que no eres mal padre, más bien te das cuenta de que eres un padre chido, consentidor, amoroso, juguetón, regañón, nalgueador algunas veces, pero que al fín de cuentas, es lo que hace que tus hijas te amen y que por el simple hecho de que hayan nacido le da sabor, ilusión, significado y orden a tu vida... Yo a mis hijas no las cambio por nada del mundo, aunque ya me comiencen a sacar canas o me hayan dejado simplemente con 100 de los 800 CD's que tenía, y muchas otras cosas más. Señores, ser PAPÁ no es solo cuestión de serlo, es mucho de disfrutarlo y de gozarlo...

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